jueves, 19 de octubre de 2017

Espiritualidad de la adoración (XXVI)

Con palabras sencillas, dirigidas a niños que le preguntaban, el papa Benedicto XVI explicó qué es la adoración eucarística y con dichas palabras nosotros podremos aprender con humildad a adorar.

"Adriano:  Santo Padre, nos han dicho que hoy haremos adoración eucarística. ¿Qué es? ¿Cómo se hace? ¿Puedes explicárnoslo? Gracias.

Bueno, ¿qué es la adoración eucarística?, ¿cómo se hace? Lo veremos enseguida, porque todo está bien preparado:  rezaremos oraciones, entonaremos cantos, nos pondremos de rodillas, y así estaremos delante de Jesús. Pero, naturalmente, tu pregunta exige una respuesta más profunda:  no sólo cómo se hace, sino también qué es la adoración. Diría que la adoración es reconocer que Jesús es mi Señor, que Jesús me señala el camino que debo tomar, me hace comprender que sólo vivo bien si conozco el camino indicado por él, sólo si sigo el camino que él me señala. Así pues, adorar es decir:  "Jesús, yo soy tuyo y te sigo en mi vida; no quisiera perder jamás esta amistad, esta comunión contigo". También podría decir que la adoración es, en su esencia, un abrazo con Jesús, en el que le digo:  "Yo soy tuyo y te pido que tú también estés siempre conmigo"" (Benedicto XVI, Encuentro con los niños de primera comunión, 15-octubre-2005).



En otro encuentro, esta vez en Benín, se dirigía a los niños con la misma sencillez y les explicaba lo que es adorar y tratar a Cristo en la adoración eucarística, orar ante Él, hablar con Él, pedirle:

"Cuando yo comulgo, Jesús viene a habitar dentro de mí. Tengo que recibirlo con amor y escucharlo con atención. En lo más profundo del corazón, le puedo decir por ejemplo: «Jesús, yo sé que tú me amas. Dame tu amor para que te ame y ame a los demás con tu amor. Te confío mis alegrías, mis penas y mi futuro». Queridos niños, no dudéis en hablar de Jesús a los demás. Es un tesoro que hay que saber compartir con generosidad. En la historia de la Iglesia, el amor a Jesús ha llenado de valor y de fuerza a muchos cristianos, incluso a niños como vosotros. Así, a san Kizito, un muchacho ugandés, lo mataron porque él quería vivir según el bautismo que acababa de recibir. Kizito rezaba. Había comprendido que Dios no sólo es importante sino que lo es todo.

Pero, ¿qué es la oración? Es un grito de amor dirigido a Dios nuestro Padre, deseando imitar a Jesús nuestro hermano. Jesús se iba a un lugar apartado para orar. Como Jesús, yo también puedo encontrar cada día un lugar tranquilo para recogerme delante de una cruz o una imagen sagrada y hablar con Jesús y escucharlo. También puedo usar el Evangelio. Después me fijo con el corazón en un pasaje que me ha impresionado y que me guiará durante la jornada. Quedarme así por un rato con Jesús le permite llenarme de su amor, su luz y su vida. Y estoy llamado, por mi parte, a dar este amor que recibo en la oración a mis padres, mis amigos, a todos los que me rodean, incluso a los que no me quieren o a los que yo no aprecio mucho. Queridos niños, Jesús os ama. Pedid también a vuestros padres que recen con vosotros. Algunas veces habrá que insistirles un poco. No dudéis en hacerlo. Dios es muy importante" (Benedicto XVI, Encuentro con los niños en la Parroquia de Santa Rita de Cotonú (Benín), 19-noviembre-2011).

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