sábado, 26 de julio de 2014

Oración del laicado católico

Es ésta una plegaria escrita por Pablo VI para el Congreso del Apostolado de los laicos en 1967. Podría muy bien ser la oración del apóstol católico, del seglar católico, que lleno de Cristo, respaldado y acompañado por la Iglesia, está ante el mundo y la vida pública desarrollando su vocación laical.


"Nosotros, hombres de este siglo, Laicos del Pueblo de Dios, Católicos deseosos de ser fieles y activos, hijos y hermanos en Tu Santa Iglesia,

Te miramos a Ti, Jesucristo nuestro Señor, Maestro y Salvador de la humanidad, como a la Luz del mundo, e iluminados por Ti, Te pedimos nos hagas comprender este resplandor Tuyo sobre nosotros como una vocación. –Amén.


Vocación a Tu seguimiento, a Tu palabra, a Tu comunión, porque Tú eres, oh Cristo, el camino, la verdad, la vida. –Amén.

Haz, oh Señor, que nunca seamos insensibiles a la llamada reveladora, que es Tu Evangelio: secreto, fuerza y alegría de nuestro verdadero destino. –Amén.

Haz, oh Señor, que comprendamos la dignidad y el compromiso de nuestra sencilla y misteriosa vida cristiana. –Amén.

Haz, oh Señor, que discípulos de Ti y seguidores de Ti, nos entreguemos, libres y dóciles, al misterio de la unidad que es Tu Iglesia viva en Tu verdad y de Tu caridad. –Amén.

Haz, oh Señor, que Tu Espíritu informe y transforme nuestra vida, y nos dé el gozo de la fraternidad sincera, la virtud del generoso servicio, el ansia del apostolado. –Amén.

Haz, oh Señor, que siempre más ardiente y operante se convierta nuestro amor a todos los hermanos en Cristo para colaborar siempre más intensamente con ellos en la edificación del Reino de Dios. –Amén.

-Haz también, oh Señor, que sepamos unir mejor nuestros esfuerzos con todos los hombres de buena voluntad, para realizar plenamente el bien de la humanidad en la verdad, en la libertad, en la justicia y en el amor. –Amén.

Por Ti nosotros oramos así, oh Cristo, que con el Padre y con el Espíritu Santo, vives y reinas, Dios, por los siglos eternos. –Amén".

(Pablo VI, Oración, 14-septiembre-1964)

1 comentario:

  1. Los lectores habituales del blog, y cómo no, don Javier, saben que, porque creo firmemente en la comunión de los santos, hablo con ellos, les confío mis pensamientos, les discuto, les rebato. Delante de esa preciosa custodia que contiene el mayor de los dones que nos hizo Dios, su Hijo y el mayor de los regalos que nos dio Jesucristo, su presencia continua entre nosotros, Santo Padre, permítame que añada un par de frases a su oración, frases que me parecen necesarias a causa de los sucesos que han acontecido y siguen aconteciendo desde que Su Santidad nos la enseñó:

    Haz, oh Señor, que trabajemos incansablemente, sin vergüenza ni temor alguno, para que Tú reines en la Tierra; que percibamos, con las potencias que has concedido a nuestras almas y con el Espíritu que nos regalas, la dignidad, el compromiso y la responsabilidad de Tu mandato: “Id a todo el mundo y predicad el Evangelio”. Amén

    Ilumínanos, danos fortaleza y arrojo, oh Señor, para que en esta ciudad terrena del siglo XXI sepamos encontrar los medios para que triunfe Tu Reino. Impúlsanos a proteger a los niños y a los jóvenes, tan expuestos hoy a abandonarte atraídos por una cultura que te desfigura o te deja caer en el olvido. Amén.

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