miércoles, 9 de octubre de 2013

El teólogo EN la Iglesia

El lugar del teólogo es la Iglesia; en ella habita, en ella sirve, de ella recibe el don de la fe y de la vida sobrenatural y para ella ha recibido una vocación peculiarísima que es la de la reflexión y el pensamiento del tesoro de la fe.


Situado fuera de la Iglesia, o por encima de la Iglesia, el teólogo dejará de ser teólogo para convertirse en ideólogo, aunque se justificase pretendiendo ser una "voz profética" en la disidencia.

La Comunión de la Iglesia es el centro hacia el cual todos convergemos, incluido el teólogo, el hombre de estudio, ciencia, reflexión, oración y pensamiento.

Hemos de saber apreciar, valorar, acompañar, la vocación del teólogo en la Iglesia, tan personal y tan única, tantas veces incomprendida; y un criterio cierto para discernir una teología y un teólogo es el criterio de su inserción amorosa en la Iglesia. Quien está en paralelo con la Iglesia, o en contradicción con la Iglesia, no merece el nombre de teólogo ni tampoco sus obras merecen ser leídas para quien quiera edificar su propio pensamiento católico.

"Y si todos hemos nacido con la obligación de pensar, hay hombres que han nacido vocacionalmente, que están misionalmente a ello "condenados". Consideramos tal condena como la suprema vocación humana. A aquellos hombres que así fueron por Dios condenados a pensar eclesialmente, para sí y para sus hermanos, en orden a un conocimiento, amor y servicio al Dios revelado en Cristo para la salvación del hombre, los llamamos teólogos.

La infidelidad a tal misión no es de las menos graves. Responsabilidad humana y eclesial de los teólogos muchas veces no percibida a lo largo de la historia, porque los frutos de tales pecados no se gustan en los días en que ellos viven, sino en la siguiente generación. 

Ésa es su incesante misión: pensar en alto "in medio Ecclesiae". Y este "in medio Ecclesiae" significa antes que nada "desde" el corazón de la Iglesia, desde la comunión a su misterio sacramental a la vez que "hacia" la Iglesia, en fiel audiencia de esa Iglesia en cuanto jerarquía y comunidad, de su pasado doctrinal y vital, de su presente y no menos de su futuro" (O. González de Cardedal, La teología en España (1959-2009), Madrid 2010, pp. 216-217).

En la Iglesia hoy deberíamos saber leer más teología sana y fundamentada, apoyar y respaldar a los buenos teólogos, orar por ellos, comprender esta vocación, digamos, intelectual y facilitar su labor, que siempre es a largo plazo, en el seno de la Iglesia y por el bien de la Iglesia.

7 comentarios:

  1. Un error, o algo pasó, que esta entrada que veis al principio programada como "9 de octubre" no ha salido hasta hoy en que la he activado. Mis disculpas.

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  2. Si, Padre, pero parece que todos los teólogos se proclaman a sí mismos como los teólogos buenos, el resto es el que está equivocado. A veces me ha dado la impresión, de que unos teólogos se arrojan los unos a los otros el anatema a la cabeza. Sigo rezando. DIOS les bendiga.

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    1. Una cosa será tirarse los trastes a la cabeza, otra distinta el debate o diálogo teológico.

      Lo que sí se detecta fácilmente, a poco que se acostumbre uno a leer y rezar, es cuándo una teología es ortodoxa o es heterodoxa, cuándo un teólogo es de confianza y el otro no.

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  3. Ayer releí y leí (las publicadas antes de integrarme en este salón parroquial) las entradas etiquetadas como teología. Animo a todos a leerlas; dado su número es necesario dedicar tiempo a ello pero es tiempo fructífero.

    Como dice este blog: hombres de Dios que piensan a partir de la gran fe de la Iglesia, oyentes obedientes de la Palabra que les viene en la Iglesia y a través de la Iglesia, contemplativos, orantes, adoradores que se postran de rodillas; conocimiento y amor como afirmaron los Padres (resumido de las entradas) porque, como dijo el papa Benedicto XVI: “la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es Suya”.

    Los teólogos (y los católicos en general) se convierten en ideólogos cuando no son fieles a la naturaleza de la fe eclesial, siempre en continuidad, cuando no se liberan de prejuicios e ideas. Si la llamada a prestar atención al pensamiento contemporáneo y a los interrogantes del hombre actual, a conocer las corrientes y los sistemas de pensamiento o, como dijo el papa Juan Pablo II en Fides et ratio, una adecuada formación filosófica, lingüística e histórica, da como resultado que “el evangelizador resulte evangelizado”, algo está funcionando muy mal.

    Si todos los católicos tenemos una gran responsabilidad al tratar, hablar, escribir sobre la fe, todo el que tiene una misión de enseñar en la Iglesia debe tener en cuenta el enorme daño que causan su infidelidad y sus veleidades. A un gran don corresponde una gran responsabilidad.

    Me gusta esta frase de González de Cardedal, aunque no se encuentre entre los teólogos que prefiero: "… todos hemos nacido con la obligación de pensar”.

    En oración ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Julia María:

      Me alegro de su repaso a las catequesis sobre teología en este blog.

      La tarea de la teología es apasionante..., pero con conciencia eclesial, escucha contemplativa, obediencia de fe, empleando fe y razón para llegar a la Verdad.

      ¡¡Todos hemos de pensar!!, pensar bien, aprender a pensar.

      A mí González de Cardedal sí me gusta (y ya alguno me tachará a mí aquí de hereje o modernista), tiene obras y planteamientos muy buenos, y otros a mi gusto menos acertados. Me alegro de que no coincidamos vd. y yo de vez en cuando, amiga mía.

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    2. ¿”Tacharle…”? No tendrán tamaña osadía… En serio, su observación sobre Cardedal me hace preguntarme por las razones de no preferirlo. Si bien es cierto que los autores y obras, leídas cuando uno es muy joven, pueden ser percibidas en la madurez de modo diferente y que de este teólogo sólo he leído una obra y algún artículo, con la teología me sucede como con la música.

      Si viera la cara de mi interlocutor cuando afirmo muy seriamente, exagerando claro, que me quedé en Beethoven y el resto me suena a “chum, chum”… Pues, al mismo nivel de exageración, podría decir que me quedé en santo Tomás y que casi, casi, casi, todo lo demás me suena a “ruido” ¿De qué me tacharán? En fino, de troglodita. Lo cierto es que mi interés por los teólogos es bastante limitado, no así por los predicadores.

      Buenas noches.

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    3. Julia María:

      Para algunos sí soy modernista peligroso... y para otros un tradicional de cuidado. En fin, juicios sin peso realmente.

      De Cardedal, repito, hay cosas que me encantan y otras que yo jamás hubiera expresado así o que en mis cortas luces yo matizaría o las diría de otra manera...

      Me impactó en su momento el libro -tomo inmenso- "La entraña del cristianismo", y me hizo mucho bien personalmente "Raíz de la esperanza". El libro citado en la catequesis sobre la naturaleza y tarea de la teología me encantó. Y otros libros no tanto... y otros planteamientos tampoco...

      Y si su interés es mayor por los predicadores que por los teólogos... ¡¡qué lástima que no me oye predicar!! A lo mejor vd. me supera por su oratoria forense, pero yo no me quedo atrás (jejejejejeje)

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