jueves, 5 de agosto de 2010

Amor eucarístico y oración del sacerdote

“Jesús está presente en la Eucaristía para ser encontrado, amado y recibido, consolado. Donde quiera está el sacerdote, allí está presente Jesús, porque la misión y la grandeza del sacerdote es precisamente la celebración de la santa Misa”. (JUAN PABLO II, Homilía en el Corpus Christi, 14-6-1979).


“El amor eucarístico es el que diariamente renueva y fecunda la paternidad espiritual del sacerdote, asimilándolo cada vez más a Cristo-Víctima y haciéndolo, por tanto, como Él ‘pan’ de las almas, mientras se consume voluntariamente por ellas en un amor que les comunica la gracia de la salvación. Y en este expropiarse de sí mismo, el sacerdote halla su verdadera grandeza y el atractivo que él sabe ejercer en las almas, invitándolas a imitar el ofrecimiento que el Cordero de Dios hace de Sí mismo al Padre para la redención del mundo”. (JUAN PABLO II, Discurso a los sacerdotes en Téramo (Italia), 30-6-1985).


“Jamás dejéis de creer que el afán de coloquio íntimo con Jesús eucarístico, las horas pasadas de rodillas ante el tabernáculo, detengan o disminuyan el dinamismo de vuestro ministerio. Lo contrario es la verdad exactamente. Lo que se da a Dios nunca es perdido para el hombre”. (JUAN PABLO II, Discurso al Congreso Sacerdotal, 16-2-1984).


“No temáis que el tiempo consagrado al Señor quite algo a vuestro apostolado. Muy al contrario, ello será fuente de fecundidad en el ministerio”. (JUAN PABLO II, Discurso a los sacerdotes, Méjico, 27-1-1979).

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