martes, 27 de octubre de 2009

Educar para la liturgia I: doxología y alabanza


Santa Teresa Benedicta de la Cruz ofrece al pueblo cristiano un corpus muy completo de filosofía, de teología y de espiritualidad. Sus obras tienen altura intelectual, pero sus conferencias y escritos espirituales aúnan a la altura intelectual, la claridad y la sencillez expositiva. Comencemos a leer -y dejarnos formar- su artículo "La oración de la Iglesia" que la Sociedad San Bonifacio le solicitó para una colección, en 1936, a los tres años de ingresar en el Carmelo de Colonia.


““Por Él, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos”.

Con estas solemnes palabras concluye el sacerdote en la celebración de la Eucaristía las oraciones que tienen como punto central el acontecimiento lleno de misterio de la Transubstanciación. Al mismo tiempo se resume allí de la manera más concisa lo que es la oración de la Iglesia: Gloria y honor del Dios Uno y Trino por, con y en Cristo. Aun cuando estas palabras estén dirigidas al Padre, es de notar que no hay una glorificación al Padre que no sea al mismo tiempo glorificación del Hijo y del Espíritu Santo. La doxología proclama la gloria que el Padre comparte con el Hijo y ambos con el Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos.

Toda alabanza dirigida a Dios acontece por, con y en Cristo. Por Él, porque la humanidad tiene acceso al Padre sólo por Cristo y porque su ser humano-divino y su obra de salvación representan la glorificación más perfecta del Padre. Con Él, porque cada oración auténtica es el fruto de la unión con Cristo y al mismo tiempo un refuerzo de esa unión; además porque cada alabanza del Hijo es una alabanza del Padre y viceversa. En Él, porque Cristo mismo es la Iglesia orante y cada orante en particular un miembro vivo de su Cuerpo Místico y, además, porque el Padre está en el Hijo y en el Hijo se hace visible el resplandor y la gloria del Padre. El sentido doble del “por”, “con” y “en” se transforma de esa manera en la expresión del carácter mediador del Verbo Encarnado.

Así podemos decir que la oración de la Iglesia es la oración del Cristo viviente y encuentra su modelo original en la oración de Cristo durante su vida terrena”.

(Edith Stein, La oración de la Iglesia)

2 comentarios:

  1. GRACIAS.QUE DIOS LE BENDIGA

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  2. El escrito "La oración de la Iglesia" de Edith Stein está dividido en 10 post que saldrán a lo largo de noviembre y diciembre (así creo recordar que lo programé).

    Es importante, si consideramos este blog como una gran catequesis de adultos, que no sean mis palabras o mis opiniones las que salgan, sino doctrina de la Iglesia, fuentes, autores solventes, textos que nos edifiquen y arrojen luz.

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