sábado, 17 de octubre de 2009

De cantos, coro, ensayos, jóvenes... y liturgia

Me plantearon una pregunta en un comentario del blog; un joven, miembro de un coro parroquial, que reconoce cuántas veces el coro es simplemente un modo de entretenimiento pastoral y se olvida que el centro es Jesucristo. Ante esto, él escribía:

“Por desgracia muchas veces se nos olvida y nos quedamos en: "vamos a cantar canciones bonitas"; "yo no voy al coro porque las canciones que ponen no me gustan... que rollo el cura"; "que rollo el ensayo, yo no voy..."

Nos olvidamos que lo que nosotros llamamos ensayo es solo la PREPARACIÓN de algo tan importante como la EUCARISTÍA. Y que nosotros no estamos para lucirnos cantando, estamos para ayudar a orar, primero a nosotros mismos y despues al resto de personas que están presentes.
¿Qué hacer para fomentar en el coro... una fe madura (bueno me he ido demasiado alto, en vías de madurar) y que no se quede todo en vamos a cantar canciones divertidas y a charlar con l@s amig@s? ¿Deberíamos enfocarlo más que como un ensayo como una preparación a la eucaristía?”

Voy a tratar de responder.


-El coro de una parroquia está al servicio de la liturgia, para orar cantando y para que todos canten las partes que les corresponden, no poniendo la liturgia al servicio del coro, que impone canciones simpáticas, con ritmo, con marcha porque "se lo pasan bien". Es la liturgia la que debe determinarlo y el procurar que todos canten.

-Cualquier música no sirve, ni cualquier letra: estamos en el ámbito de lo sagrado, del encuentro con el Señor. Aquellas canciones que pueden estar bien para una convivencia, una excursión, un fuego de campamento, chocan con la naturaleza espiritual, orante, de la liturgia. Los famosos “cancioneros juveniles” ofrecen cantos sin estilo alguno, muy poco bíblicos, sentimentales, y cambiando la letra a elementos que no se pueden alterar (por ejemplo, el Gloria, el Credo, el Santo, el Padrenuestro...) ¿Por qué no utilizar el Cantoral litúrgico Nacional, por qué no aprender a cantar el salmo responsorial...?

-Tiene mucha importancia la letra de los cantos -¡qué pobres tantas veces!- porque deben expresar la fe de la Iglesia, y no otras cosas, y la letra con su música permite que se memorice el contenido más fácilmente. Por eso un buen canto, un salmo, etc., al memorizarse, sirven como pedagogía de la fe. El canto litúrgico es muy educativo.

-Quienes dirijan el coro, con mucha paciencia, deben inculcar el sentido de la liturgia y la función tan importante de un coro al servicio de la liturgia; deben amar mucho a Jesucristo y a la Iglesia y contagiar ese amor a todos los jóvenes del coro.

-El momento del ensayo debería incluir al empezar un momento de formación. Explicar el sentido y la función de cada canto en la Misa: el canto de entrada, o porqué el Gloria, etc... con el Directorio “Canto y Música en la celebración”, explicando las partes de la Misa y cada tiempo litúrgico y sus características (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua...)


-Segundo, en el ensayo, una breve catequesis sobre el canto que se ensaya: qué se dice, cuáles son las afirmaciones de la fe de ese canto... Sería una introducción espiritual a cada canto, tal vez, un canto bien explicado cada dos semanas.


Un ensayo de un coro parroquial puede ser un momento formativo, de catequesis, de iniciación a la liturgia muy fecundo para los jóvenes. No se trata –no lo olvidemos- de cantar EN la Misa, sino de cantar LA Misa.
Y, por cierto, lo escrito anteriormente no es una teoría irrealizable, sino experiencia vivida.

5 comentarios:

  1. De jovencillo estuve en un coro parroquial. La verdad es que la principio fue interesante... pero tras un par de años terminó por hacerse cansino por la falta de sentido de nuestra actividad. Básicamente nos dedicábamos a rellenar huecos con música. Espero que poco a poco vayamos aprendiendo de nuestros errores y dando sentido a la liturgia y a todo lo que la compone.

    Dios le bendiga.

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  2. Si lográramos superar de una vez por todas la vulgaridad musical de la liturgia, con ritmos profanos y letras sentimentales de dudoso corte eclesial, un coro tendría dos finalidades magníficos:

    -potenciar la solemnidad, la oración y el canto en la liturgia, que es medio de participación activa de todos para unirse al Misterio

    -y ser un lugar de evangelización para los mismos jóvenes, que podrían ser formados en los ensayos, conocer la doctrina de la fe mediante el canto, recibir una instrucción adecuada sobre Cristo y sus Misterios a lo largo del año litúrgico.

    Mientras se busque sólo la distracción, que sea entretenida y alegre la liturgia, estaremos perdiendo la referencia a la esencia de la música y de un coro de jóvenes en las parroquias.

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  3. Padre, realmente tengo un problema con aquello de "el procurar que todos canten", pues es la razón por la que a algunos objetan a usar cantos gregorianos. Sin embargo, recuerdo que en otro documento de la Iglesia se decía que "El gregoriano es la música de la Iglesia", o algo así. ¿Que tan importante es que todos canten? ¿Qué prevalece en este caso?

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    1. Jesús:

      Es importante que todos canten. Sí. Pero eso no significa nunca que TODOS tengan que cantar TODO. Habrá cantos que son más oportunos para el coro solamente, otros alternando coro y fieles (por ejemplo el Gloria, el Credo) y otros en que todos deben intervenir.

      Para todos, sin lugar a dudas, y gozan del mayor rango, las respuestas cantadas al sacerdote, el "Amén", etc.

      Una sabia libertad hará que todo se equilibre, incluso que algunos cantos sean gregorianos y otros en lengua vernácula; que unos cantos solamente los haga el coro y otros sean más conocidos para que todos los entonen.

      Saludos cordiales.

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    2. Dos grandes padres de la Iglesia, San Gregorio Magno y San Ambrosio, tuvieron apreciaciones distintas, pero ambas válidas, para esa misma cuestión. Las posturas de ambos se resumen en: Si la gente habría de cantar, que cante, y que cante bien y como se debe, y si no, que los cantos sean de un contenido tan bello, tan espiritual y tan profundo que den ganas de quedarse callado escuchando. Lo peor que podrías hacer es poner un canto que no te motiva a ninguna de las dos cosas.

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