viernes, 4 de septiembre de 2009

Primeros viernes de mes: Propuestas y deseos


¿Por qué no recuperarlos?

El primer viernes de mes es un día consagrado a Cristo en su Pasión redentora, memoria de la cruz, de su costado traspasado y de su Amor salvador. La Liturgia de las Horas siempre tiene un matiz penitencial ese día: se reza el salmo 50 -"Misericordia, Dios mío"-, las preces de Laudes, las oraciones de Laudes y Vísperas... hacen referencia a la pasión y a la cruz.

El viernes es día para entregar a Cristo el homenaje de nuestro amor. La confesión nos hace ser lavados por su Sangre redentora; preparar bien la celebración de la Penitencia con un examen de conciencia pausado, contrastando la propia vida con Cristo, una pequeña mortificación, la celebración del Sacramento. Es día para participar en la Eucaristía poniendo en el corazón mayor amor aún y pidiendo por la humanidad, siempre necesitada de redención. Es día para adorar eucarísticamente.

Sea una invitación lo que prescribe el Directorio sobre Piedad popular y liturgia: “En nuestros días, la devoción de los primeros viernes de mes, si se practica de un modo correcto, puede dar todavía indudable fruto espiritual. Es preciso, sin embargo, que se instruya de manera conveniente a los fieles sobre el hecho de que no se debe poner en esta práctica una confianza que se convierta en vana credulidad que, en orden a la salvación, anula las exigencias absolutamente necesarias de la fe operante y del propósito de llevar una vida conforme al Evangelio” (nº 171). Es decir, los "nueve primeros viernes de mes" no son algo mágico, es camino de conversión y reparación.

Una fórmula que suele ser muy válida es tener el Santísimo expuesto varias horas o todo el día, con retiro, o meditación, o una Hora santa, con un folleto de lecturas bíblicas, preces, letanías al Sagrado Corazón, para que sea un día intenso de reparación amorosa y eclesial.

¿Nos atrevemos a ponerlo en marcha?

3 comentarios:

  1. Pedro Arroyo Gómez04 septiembre, 2009 20:23

    Aún recuerdo mis años de la niñez en que una profesora de religión, que yo tenia, nos invitaba año tras año a guardar los nueve primeros viernes de mes.Hoy siendo una persona ya madura, necesitaría retomar esta práctica, con alguna fórmula como la que nos expones.
    Me hace reflexionar un párrafo de tu escrito, que considero muy importante y clarificador; " Es preciso, sin embargo,que se instruya de manera conveniente a los fieles sobre el hecho de que no se debe poner en esta práctica una confianza que se convierta en una vana credulidad que , en orden a la salvación, anula las exigencias absolutamente necesarias de la fe operante y del propósito de llevar una vida conforme al Evangelio."
    Esto de nada vale, sino vivimos una vida entregada a la fe de Cristo y su Iglesia. esto es lo verdaderamente importante, aunque para ello necesitemos ese alimento espiritual que nos puede ofrecer esta bendita fórmula.
    Un saludo a todos los blog-adictos de D.Javier.

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  2. Querido Pedro:

    ¡No hay blogs-adictos! Aquí no. Somos poquitos aún.

    En cuanto a la fórmula hay varias:

    -día de participación en la Santa Misa
    -día de la confesión mensual
    -día de adoración al Santísimo
    -día de ofrecer algo específico en reparación y expiación
    -día de retiro mensual/parroquial
    -etc.

    Podría ser muy bien un día intenso en cualquier parroquia y monasterio. Pero... la secularización que nos traemos entre manos lo que quiere son grupos, reuniones, excursiones, meriendas y chocolate... "estar entretenidos" todo el tiempo. Así nos va. La espiritualidad del Corazón de Jesús es un remedio eficaz contra la secularización porque genera católicos convencidos, apostólicos y con sólida vida interior.

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