domingo, 2 de agosto de 2009

La liturgia es espiritual y es oración


A veces vivimos con una dicotomía espiritual que no es nada sana. Consideramos “oración” sólo lo privado y personal, lo mío y mis cosas tratadas con Jesucristo. A la liturgia la relegamos a un compartimento estanco e incomunicado: ya no es oración, ya no es nada espiritual, sino que se vive como un rito, unas ceremonias más o menos bellas, un espectáculo que realizan los ministros y yo miro, escucho o sigo un folleto. Pero orar, lo que se dice orar, ¡hombre, eso es íntimo! De una forma u otra, se sigue considerando la liturgia como ceremonias sagradas. ¿Pero acaso la liturgia no es oración? ¿No es oración personal y comunitaria-eclesial al mismo tiempo? ¿No se pronuncian oraciones, se cantan salmos, se guarda silencio de interiorización, se intercede, se alaba y se da gracias?

La liturgia es profundamente espiritual. ¿Captamos y deducimos el valor de esta afirmación? La liturgia es profundamente espiritual, es el Espíritu el que obra en la liturgia y por tanto el que nos eleva, el que nos santifica; la liturgia es oración, la gran oración de la Iglesia, la mejor escuela de oración, porque la liturgia misma es oración. Se podría objetar: “es oración vocal”, y clasificarla dentro de esa forma noble de oración, sin embargo, por la estructura misma del hecho litúrgico, las claves que en ella se barajan (Palabra, oración, silencio, canto, alabanza, súplica, acción de gracias, intercesión, adoración, música, expresión del cuerpo que adora –de rodillas o con inclinaciones profundas-, ¡es todo unido!), la liturgia es oración contemplativa, basta saberse sumergir en ella para palpar el Misterio. Entonces la liturgia es el lugar primero donde Dios habla y nosotros escuchamos, y donde nosotros hablamos a Dios. Donde Cristo se da a nosotros –incluso en su presencia sacramental- y nosotros mismos nos entregamos a Él ofreciéndonos.

La liturgia como oración espiritual contemplativa, realizando la liturgia cada vez más espiritualmente, más transida de espíritu, es un reto en la nueva evangelización: ofrecer a los hombres, viviéndolo nosotros, un espacio de adoración, un verdadero Tabor contemplativo en cada celebración litúrgica. El hombre contemporáneo, a veces sin saberlo, va buscando formas de trascendencia, de Absoluto, con el que llenar y saciar su alma inquieta, refugiándose en muchas ofertas que la sociedad presenta para llenarse de algo. El reto es descubrir y entregar a los fieles cristianos, pero a todo hombre que se acerque a la Iglesia, ese espacio de trascendencia y profunda espiritualidad, ese lugar cálido y acogedor, silencioso y elevador, que es nuestra liturgia –que es la liturgia que el Señor nos ofrece en la Iglesia-.

Al celebrar la liturgia, ya estamos orando si sabemos interiorizar, hacer nuestras las plegarias, dejando que la Palabra alcance su plena resonancia en nuestros corazones; amando a Cristo y no anteponiendo nada a Él. Nuevo Tabor, nueva Tienda del encuentro: en la liturgia se nos dan a beber los místicos y santos misterios. Por eso, viviendo bien la liturgia, de modo espiritual, gozoso y contemplativo, ya estamos orando.


2 comentarios:

  1. D.Javier,

    magnífica catequesis la que nos trasmite hoy desde su blog. Sin duda, la Eucaristía es toda una oración litúrgica. Es una ración dirigida al Padre, es acción de gracias,hacemos memora de las obras del Señor, es oración de epíclesis, de ofrecimiento, de intercesión, doxológica...

    Estoy de acuerdo con usted cuando dice que el "reto es descubrir y entregar a los fieles cristianos... ese espacio de trascendencia y profunda espiritualidad". En no pocas ocasiones, los fieles cristianos no encontramos esa posibilidad en nuestros lugares. (Creo que se imagina a qué me refiero).

    Termino con unas palabras que, para quien hacemos la Liturgia de las Horas, son familiares "Cristo ruega por nosotros, como sacerdote; ruega en nosotros, como Cabeza; es invocado por nosotros, como Dios".

    Un abrazo,

    Vincenzo

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  2. Vincenzo:

    En muchos lugares se celebra tan mal, convirtiendo la liturgia en folclore o espectáculo, que la liturgia pierde su encanto espiritual. Pero también es justo reconocer que en muchas parroquias se celebra muy bien... y los fieles están como distraidos, apagados. Hay mucho camino que recorrer.

    Además, a nivel espiritual, se suele carecer de una inciación espiritual en la liturgia. Para la oración y meditación se usan muchísimos libros, pero a nadie le da por orar las oraciones colectas, los prefacios, etc, saboreándolos. La misma Liturgia de las Horas parece que no es oración, sino "oficio", obligación, sin sumergirse en el Misterio orando.

    Un abrazo y feliz domingo.

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